viernes, 3 de septiembre de 2010

LA AVENTURA DEL PISPOT EN EL ESTRECHO DE BONIFACIO

Me cuesta un poco imaginar un escenario más pintoresco y adecuado que el estrecho de Bonifacio junto a las Lavezzi, ese salpicón de picatostes de piedra saliendo de entre las crestas canosas de las olas despeinadas por rachas de viento de fuerza siete, para que se rompa el timón y quedarte sin gobierno a merced de los elementos excitados con un juguete de once metros de plástico y tela.

La navegación desde Castelsardo en Cerdeña, a pesar de la fuerte marejada, estaba resultando cómoda, porque el viento de fuerza seis que preñaba las velas con su poder, nos empujaba por la popa.
El Pispot, un velero muy marinero que se ha ganado toda mi confianza (creo que al revés también) subía y bajaba por las olas lleno de energía en demanda del estrecho de Bonifacio.
Al doblar el faro que marca el peligro aislado al sur de las Lavezzi, uno de los tantos peligros sumergidos que custodian ese paraíso, hacíamos un nuevo rumbo al través del viento y la mar. Claro, no es lo mismo notar el viento acompañándote en la misma marcha, que sentirlo azotándote de costado lanzando olas desgreñadas como locas tratando de hacerte perder el control del barco.
_A ver si cuando estemos al resguardo de los islotes puedo tomar otro rizo en la vela para gobernar mejor._ Creo que llegué a decir mientras aguantaba con fuerza la rueda del timón para que no se descontrolara.
CRACK!!! Un chasquido seco en las manos me empapó el alma, me encogió el corazón y me estrujó las tripas en décimas de segundo, como cuando caes al vacío en un mal sueño.
El timón ya no obedecía, la rueda de gobierno se había convertido en la ruleta de la fortuna girando loca. El barco ya sólo hacía lo que la mar y el viento le obligaban, atravesándolo al viento y a las olas para someterlo a su insensible juego.
En esos momentos en los que el pánico puede venir con la rapidez del viento, uno debe mantener una idea fija: “Vísteme despacio que tengo prisa”. Calma. Sin preocuparme, pero teniendo presentes las seis almas, incluyendo la mía que en ese momento dependían de mis actos.
_¡Abrimos velas! Chicos: “Que no panda el cúnico”, pero tenemos un problema serio. _Creo que dije._ A pesar de la gracia y el tono despreocupado que intenté poner, ellos ya habían visto mi cara en el momento de la rotura que lo decía todo y sabían que algo gordo había pasado.
A partir de aquí, sólo la calma para evaluar la situación, actuar con premura y dar órdenes explícitas y claras estaba en mi cabeza. Calma.
Ni un grito, ni un ademán descontrolado por parte del pasaje. Mis almas, que no tenían demasiada experiencia en las artes de la navegación, se comportaron como experimentados marinos. Gracias chicos por ponérmelo fácil.
Motor en marcha, velas arriadas y la caña de emergencia colocada para sustituir a la rueda.
Finalmente con mucho alivio y no sin cierta excitación anuncié: Chicos, la situación está totalmente bajo control.
Mantuvimos el plan inicial de llegar al golfo de Sant Amanza y allí fondear y evaluar daños.

Esta ha sido una de esas experiencias que hacen que uno se sienta contento con uno mismo por haber sido capaz de manejar una situación difícil (al menos para mí, que me queda tanto por aprender) manteniendo la cabeza fría y no arredrarse ante la gran dama líquida, aprovechando esa “pachorra” natural, como dice mi madre.
Es como si hubiera aprobado un examen que la mejor y más dura profesora que he tenido me hubiera puesto por sorpresa.
Es curioso como en los momentos difíciles somos capaces de concentrar toda nuestra atención en una sola cosa prescindiendo de lo superfluo. La intención está en un solo objetivo y hacerlo bien. Ni un pensamiento negativo, la sensación de estar haciéndolo bien. Yo puedo con esto. Mientras de fondo casi ni oía el batir de las olas ni el silbido del viento en la jarcia. Casi no era consciente de que estaba experimentando un poco de ...placer? Una especie de sentimiento mórbido provocado por la excitación. Algo que en el fondo me decía: ¿No es esto lo que querías, emular a los grandes aventureros? Pues hala, ahí tienes aventura, disfrútala!

Rafa Marín
17/08/10